No habitamos espacios, los vivimos.
ANA ZUAZU
Me llamo Ana, y le he cogido prestado el apellido Zuazu a mi abuela materna, quien siempre dejó volar mi imaginación y creatividad.
He crecido jugando sobre los mosaicos que formaban los suelos hidráulicos de mi casa,
aprendido a mirar a través de balcones que tocaban el cielo, teñidos del rojo carmín con el que mi madre pintaba las macetas de terracota en las que lucían orgullosos los geranios,
bajo infinitos techos con vigas de madera y paredes de piedra que impulsaban mis sueños.